Este año Mr Hide tardó un día más de lo habitual en aparecer, ya que por lo visto, ni a las esposas de parto ni a los ginecólogos, les gustan los maridos con mono de una pieza, sin lavar desde el 2006, en el paritorio. Dado que mi futura paragüera en las Geriatric World Series by Dorna, tuvo la deferencia de debutar en el planeta en viernes, no hubo mucho problema en perderme la FP1.
Ya en sábado y una vez cumplido con el tramite de fingir que te gustan más los bebes, que las RC30s y con la excusa de dejar sitio para gente agradable con ferreros roche bajo el brazo, aquí el padre responsable, ya transformado en Mr Hide, poco le falto para lanzarse desde la ventana de la tercena planta para llegar cuanto antes a la GSXR y arrancarla en direccion al pedrosu.
Tras los habituales 5 o 6 pedrosos con sus respectivos 5 o 6 “Pelayin córtate que eres papa”, decido acercarme al bar san pedro para hidratarme a base de biberones de coca cola cero en para ir practicando.
Pero hete aquí, que en medio de la vuelta y a pesar de iba en modo soltero y sin compromiso con la seguridad vial, a lo lejos, logro divisar un pequeño grupo de moteros parados en la escapatoria de una de mis curvas favoritas.
Para saludar a mi colega, al que no veía desde navidades, como no indican la mas básicas normas de protocolo, no se me ocurre otra idiotez que pararme en mitad de la curva mirándolo solo a él y cosa rara en mi, llamar su atención procediendo diligentemente a intentar sacar las válvulas de la Suzuki por el escape a base de meter la mayor estripada en vació desde los tiempos del Apolo XII.
Justo en el momento en el que el árbol de levas se estaba planteando el acompañar a las válvulas en su recorrido turístico por Asturias, sufrí, así como quien no quiere la cosa, un repentino cambio de raza.
De morenito sureño con bellos rasgos morunos, mute en cuestión de décimas de segundo, en un nórdico blanducho de piernas temblorosas y mejillas descoloridas, al perder de golpe toda la sangre de la cara debido al súbito e imparable ascenso de ambos huevos a la zona habitual de colocación de las corbatas.
Todo al notar extrañado, que Juan no levantaba los brazos en señal de júbilo como seria educado ante aquel original saludo. Y dramáticamente, empezar a ser consciente de que las dos motos que lo acompañaban no solo no eran Rs, sino que encima eran BMWs.
En concreto GSs 1200 de esas blancas y verdes con lucecitas.
Instantáneamente y a pesar de la preocupante falta de sangre, las pocas neuronas anóxicas que quedaban, dedujeron que los dos pilotos de aquellas mierdas no eran quemados, como creía en principio sino Guardias Civiles de Trafico que estban emplumando a Juan.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
TIERRA TRAGAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
El trío los panchos que tenía delante, con los restos del bramido aun flotando en el ambiente y a pesar de sus diferentes procedencias, debieron pensar al unísono:
¡¡¡¡¡¡¡PERO QUE HACE ESE GILIPOLLAS!!!!!!!
Imaginate su punto de vista. Es un sábado por la tarde de agosto y tu, en vez de estar con la familia en la playa, estas en un carretera se segunda empapelando cuarentones inmaduros que aun se creen herederos de Mamola en plena carretera nacional. De repente y tras varios minutos oyendo el rugir de su moto acercándose y evidentemente pasándose por el forro el código de circulación, aparece otro miembro destacado de la tribu de los subnormales cuarentones, que no solo se para en mitad de la carretera justo delante tuyo, sino que encima te vacila marcándose una estripada de impresión mientras te mira desafiante tras su ridículo casco de niño de 5 años.
Evidetemenete solo tenía dos opciones:
1) Escaparme y tirar pa Gijón a ritmo de Pedrosa en un día tonto. Dando gracias a Dios por que el burócrata de turno eligiese las GS 1200 en vez de las S1000RR y rezando para que en el estupor que les invadía, no recordasen la matrícula acabando mis días con mi novio Mohamed en la mazmorra mas fría y oscura de Ceuta.
2) Entregarme sin oponer resistencia, lanzándome sumiso con las manos en alto y las piernas abiertas sobre una de las muebleuve para que procediesen a cachearme y engrilletarme, con la vana esperanza de que el Juez valorase mi colaboración y fuese magnánimo enviándome a una confortable celta Asturiana con letrina y TV donde ver con mi novio Ahmed los grandes premios durante las próximas 10 temporadas
Así que leeeeeeeeeeeeeeentamente pero añadiendo nuevos delitos contra la seguridad vial, al atravesar la línea continua hasta la escapatoria de la curva donde estaban, sumiso y sin realizar movimientos bruscos, me paré sin bajarme de la moto junto a uno de los emputecidos guardias Civiles.
Mientras su compañero se encargaba de vigilar en corto, al otro miembro de la banda.
Estos no son los androides que buscan
Mientras su compañero se encargaba de vigilar en corto, al otro miembro de la banda.
Por aquello de no mover mucho las manos delante de alguien con pistola y ganas de usarla, pude controlar mi impulso de ofrecerle ambas muñecas para que procediese a cortarme la circulación con los grilletes. El guardia me miro de arriba abajo sin hablar. Miró mi escape, me miro a mi (recuerda: disfrazado de padre pijín), miro la moto y mi casco de Doraemon.
El tiempo pasaba y allí nadie decía ni disparaba nada, por lo que de mis violáceos labios, surgió una frase que evidentemente no venia a cuento pero que hubiese quedado muy bien en la versión remasterizada de Star Wars en los labios de Owi One frente a los guardias de asalto de Tatoouin.
En vez de:
En vez de:
Estos no son los androides que buscan
Solte:
¿PUEDO IRME?
¿PUEDO IRME?
Y así como hipnotizado por la fuerza que estaba conmigo, el amable Guardia Civil me suelta:
TIRE
Ni una palabra más, ni un reproche, ni una amenaza, ni una reprobación de conducta, ni un tiro
NADA
Tras recorrer en una hora los 5 o 6 kilómetros que faltaban hasta el bar, a una evidente media de 5 o 6 Km. por hora, intentando no emitir mas decibelios que uno de mis pelos de la cabeza abandonando cobardemente el barco, esperé la llegada de Juan al que imaginaba aparcando dejando un rastro de multas a su paso y cubierto de recetitas varias en toda su extensión, dispuesto a lincharme por mi indispensable colaboración en tan suceso.
El, se llevo los rapapolvos, las amenazas las multas y las recomendaciones de no llevar una GoPro sin cartel de zona de grabación incorporada en la Aprilia (cierto) y yo, el verdadero delincuente allí presente, me lleve las carcajadas, las ovaciones y las anécdotas para toda la vida por reírme sin intención en la cara de la Guardia Civil.
El mundo es injusto y normalmente te toca el poli malo. Pero a veces, ya sea por suerte, o como regalo adelantado del día del padre 2016, conoces al poli más bueno del planeta y triunfas.
¡¡¡VAYA POTRA !!!
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