Cuando
tenía 18 años, solo quería dos cosas en la vida:
-La primera la quería desde que mis ojos vieron la primera BMW R90 allá por el 80.
-La segunda desde que otro de mis ojos vio la primera rubia allá por el 86.
Comos
las cosas que quieres no siempre llegan cuando tu cuerpo y ciertas
partes más específicas de tu cuerpo quieren, la primera no llego
hasta el 92.
La segunda hasta el…bueno, digamos que tardo un pelín (o más bien pelucón a lo camilo sexto) más en llegar.
Así
que la decisión estaba clara:
-1º
Una moto
Después
-Una o varios miles de tías
Debido
a mi gran vocación para ganar grandes premios y mi escasa para poner
inyecciones, solo me quedaron 8 para septiembre en mi primer año en
la facultad de enfermería.
Mayormente porque partes mas específicas
de mi cuerpo se encontraron 6 horas al día súbitamente rodeadas en
clase por mas o menos 50 proto enfermeras de 19 años, con sus
respectivas partes específicamente atractivas y ociosas, dado que la
mayoría de proto enfermeros presentes, perdían más aceite que una
BSA recién salida del concesionario de Birmingham.
Gracias a ello pude ahorrar, ya que el verano fue frugal en gastos y plena en simulaciones al encerrarme mis padres en la casa del pueblo a estudiar / leer motociclismos durante todo julio y agosto.
Una
vez superado el trámite de suspender 4 de las 8 asignaturas por
dedicar demasiado tiempo a los motociclismos y poco a las
estadísticas que no estuviesen firmada por Noyes, tomé la que según
lo veas, fue la mejor/peor decisión de mi vida.
"Me merezco un premio así que"
¡¡¡ME
PILLO LA MOTO!!!
Tras
convencer a mis padres con un gran discurso sobre que los enfermeros
encontraban trabajo sin cursos, master ni demás chorradas para
pinchaculos, acompañado como no, del otro discurso más patético y habitual sobre
que todos mis amiguitos tienen una y sus mamas les dejan y además
tengo 19 y sigo virgen....recibí
autorización para desvalijar la cuenta de ahorros llena de fondos
procedentes de bautizos, comuniones y herencias varias.
Con la cartilla del Banesto debidamente cancelada y con el dinerito fresco en la mano, llegó el momento de elegir. Por varios días estuve dudando, no sabía cual elegir pues me gustaban y necesitaba todos.
Al final me decidí por vender el riñón izquierdo con el que tenía menos afinidad que los pulmones ya que con la mierda de ahorros que tenía, no me daba ni de coña para una 125.
¡¡¡Putos
parientes roñosos!!!
Menos mal que no me pienso casar nunca porque los va invitar a la boda su p. madre.
Podría
haberme conformado con una 75, pero ya me conformaba con sucedáneos
en otros aspectos de mi vida, así que esta vez:
¡¡¡Quiero un pepino de verdad!!!
pera
pera que me liao y puede que la frase lleve a malentendidos.
Esta
vez no renunciaría a mis sueños. Además, donde coño iba a meter
mi 1,94 en una nsr 75.
Vale, siempre me gustó como a todo pijin de
finales de los 80, pero lo de montarme en cosas pequeñitas y
ligeras, estaba en principio incluido en mi segunda obsesión, no en
la primera.
Tras
gastar más % de lo recomendable de la paga en revistas de motos,
perder más líquidos de los recomendables babeando en los
escaparates de los concesionarios de Gijón y estar a punto de pasar
más tiempo de lo recomendable rodeado de hombres en la cárcel del
Coto por planear el atraco perfecto a sucursal de debajo de mi casa.
Con gran esfuerzo y renuncias por mi parte, las opciones quedaron limitados a 4:
Con gran esfuerzo y renuncias por mi parte, las opciones quedaron limitados a 4:
-Una Cagiva Mito
-Una
Gilera SP01
-
Todas
-
Meterme a puta para encontrar la manera de pagar una Mito o una Sp
Dado que mis padres tenían la esperanza de acabar con su hijo trabajando en el Hospital de Cabueñes y no en el prostíbulo más cutre de Gijón, decidieron hacerme un préstamo a fondo lobatón.
Por
supuesto la pasta no me daba para las 125 más racing que
garantizaban la gloria deportiva y las rubias del 15, pero si para
las carreras cliente de sus respectivas marcas: La Freccia y la MXR.
Con
dolor de corazón tuve que renunciar a la Mito y a la SP, algo de lo
que aun hoy 25 años después y a pesar de un caro tratamiento a base de
RDs, RCs y ZXRs, no he podido recuperarme.
Supongo
que para las hormonas de 18 años actuales les pasará en unos años
lo mismo y mierdas de 250 o 300cc de 4 tiempos, de las que ni
siquiera me molesto en memorizar las siglas o el puto iphone 7, serán
su objeto de deseo allá por el 2040.
Pero bueno, gente que se flipa con el regeton, viste con pantalones de niña y pasa mas tiempo en el gimnasio que en el Pedrosu, no tiene credibilidad. Así que en el 2040 la mito y la SP seguirán reinando en las paredes de los geriátricos y en las pantallas de los iphone 20.
Como habréis comprobado las japonesas nunca entraron en el bombo, aunque sin dudarlo un instante podrían acabar con uno en la obsesión nº2 a poco que se pusieran a tiro.
Por aquella época yo era una especie de Al Giuseppe, usease un taliban italiano. Eran los tiempos de de Roche, Polen y Chili. Donde Aprilia y Ducati empezaban a poner a los nipones como a mi gustaría poner a las niponas, de rodillas.
Así que las paredes de mi
habitación estaban llenas de Cagivas, Ducatis, Aprilias y zorras
fibrosas del Muscle Mag varias.
La
decisión estaba clara:
A por la Gilera MXR.
A por la Gilera MXR.
Nunca
me han gustado los gilipollas y como si buscas gilipollas en el
diccionario, sale la cara de los hijos del dueño del concesionario
Cagiva/Gilera de Gijón poniendo cara de verdaderos gilipollas, decidí
comprarme la moto en Madrid en la tienda Unigilera.
Por
alguna razón que solo la Guardia Civil debía saber, estos tíos
vendían las SPs a precios de vespino y claro, con mi poderío
económico estaba dispuesto a bajar en autobús y subir empujándola
hasta Asturias en pleno diciembre si hacía falta.
Tras
llamar y comprobar que gilipollas no eran, pero delincuente no lo
podía descartar, esgrimiendo el anuncio de los madrileños, concerté
una última ronda de negociaciones en Motos Fuente asumiendo con
valentía la humillación y vergüenza de poner mis pies en eso
conocido por la chusma, como Oviedo (perdón, oviedo).
Estaba
claro, la Gilera era mucho más guapa que la Freccia, en la cual los
mismos genios que rivalizaron con Miguel Angel creando la Mito,
llegaron a dominar el difícil arte de hacerla mas fea en cada renovación.
Pero
no puedo engañarme, la verdad es que había que beber muchos
cacharros durante toda la noche para que a eso de las 6 de la
mañana te planteases montarla a ella en vez de a las nenas de tus
sueños con sus curvas basadas en las de las V589 y la mestiza YZR Pepsi.
La moto era guapa pero no racing. Mas bien era una endurance como decían sus flipados logotipos del colín que aludían a los incontables records de resistencia que la italiana había conseguido en el ovalo de Nardo supongo que con un 99% de AGIP y un 1% de gasofa en su extraño depósito situado bajo el motor como en la primera nsr 500.
Un
par de escapes bajo el colín como en la NR que venían muy bien para
destrozar los Nevica o las braguitas de aquellos que osaban a
sentarse en el asiento del pasajero.
Doble
faro como en las Bimota y sobre todo su maletero en el falso deposito
como…..como…….como...... en la MXR.
Vamos
la típica moto fiable de una factoría italiana en la que los
trabajadores del departamento de diseño acuden a su trabajo en sus
Maseratis mientras los ingenieros de motores lo tienen que hacer en
los triciclos de sus famélicos hijos.
Una
vez acordado un precio que aumentó al instante mis posibilidades de
acabar mis días como chapero en vez de enfermero, solo había que
decidir entre la preciosa MXR blanca y la preciosa MXR negra.
No
hacia falta ser Aramis Fuster para prever que como mucho, en cuestión
de 6 meses la Gilera sería inevitablemente de color arrastrón, pero
aun así, tarde varios días en decidirme por la negra (como en el
Model´s).
Tiempo
desperdiciado, al descubrir, que los malditos carballones, al igual que
Henry Ford, ofrecían la MXR en cualquier color que quisieras siempre
y cuando fuese rojo.
Gracias
a God los prototipos de Gilera en su regreso al mundial de 250 iban
pintadas en el mismo tono de rojo gripaje, lo cual me permitió
salir del concesionario sintiéndome semioficial para promocionar a
los pocos días a oficial, al lucir orgulloso en los
preciosos carenados italianos la obligada pegata de AGIP
¡¡¡COMO
DIOS MANDA!!! si
pones una pegata de ENEL, te buscaré y te daré caza
5
meses 29 días y 22 horas antes de lo previsto, el color arrastrón
empezo a hacerse sitio en los otrora (2h) inmaculados carenados de mi
pequeña y por lo visto muuuuuuuuuuuuuuuy frágil virguería
italiana.
Todo ello al confirmar los fatídicos resultados del test de inteligencia previamente suspendidos, por olvidarme sacar la pata de cabra en el garaje.
Todo ello al confirmar los fatídicos resultados del test de inteligencia previamente suspendidos, por olvidarme sacar la pata de cabra en el garaje.
Como
no hay mal que por bien no venga, ello me permitió acercar mi
pepinin no a las hembras, sino a las especificaciones de las 250
oficiales sin recurrir a materiales exóticos de procedencia
aeroespacial para reducir el peso.
Vale que un intermitente y media pegata de AGIP no rebajen mucho la relación peso/mierdencia, pero dado que mi economía se asemejaba preocupante a la de la patria chica de mi compañero de marca Lavado, lo mas cerca que estaría nunca del carbono y el titanio serían el stadler del número 3 y el bote de titanlux.
Así que solo vi el lado positivo del asunto por mucho que la señora de 80 años que vigilaba el garaje, tuviese que hacerse cargo de la operación del rescate del nuevo cliente subnormal que quedo atrapado bajo su propia moto el día que la estrenaba…..
Como
no era cuestión de plantarme en la parrilla del campeonato de mundo
de rubias, morenas, pelirrojas o como si son calvas, con la moto
hecha unos zorros, volví a presentar el currículo en el Model´s
sin que mis padres se enterasen tras pedir presupuesto al pintor.
No debí quedar muy favorecido en la foto con minifalda que les mandé, ya que no recibí respuesta del club ni de campeonato alguno, por lo que la deje sin pintar. Al fin y al cabo por aquella época los carenados rallados daban estatus social entre los machos alfa, los cuales fascinados por los carenados racing no se fijarían en el medio metro de Pirelli MT75 con goma sin estrenar a cada lado.
Ya
los pintaría mucho más adelante en el hipotético caso de que
volviese a arrastrar en un futuro lejano.
2
semanas mas adelante en el futuro, debuté de manera inesperada en el
campeonato de Gijon de Boshley a bordo de una Gilera sin hielo ni
nada, dejando el carenado derecho de tal manera que ni las mas zorras
del lugar se acercarían ni a olfatearlo.
No
tuve mas remedio que acompañar al que desde entonces sería mi
pintor de cabecera, a firmar las letras de su nuevo SL500.
Gracias
al arduo trabajo de los ingenieros de motores en el banco del parque
que hay justo enfrente del la factoría de Arcore, la MXR resultó
una moto fiable y confiable pues no dio ni un solo problema en 6
meses y nada más y nada menos que 1200 kilómetros.
No es descabellado pensar que si Juan, Mamel y Yo no hubiésemos perdido el control con el taladro en una mano y la caja del filtro en la otra, la Gilera hubiese llegado tranquilamente a los 1200,000000000001 Km. sin mandar cilindro, pistón y biela a tomar pol culo.
Quizás
el hecho de ir sin bajar de 160 más de 5 minutos por la autopista
tuvo algo que ver en el asunto, pero ya daba igual. De manera
inmediata y antes que la maneta de embrague llegase a establecer el
salvador contacto con el manillar, ya me había declarado en quiebra
y estaría en bancarrota total durante el medio año que me quedaba
hasta estar simplemente arruinado.
Gracias a ello volví a descubrir el inigualable placer de acudir a diario a facultad en autobús y como no, rápidamente recupere mi invisibilidad en los bares y discotecas de moda o pasadas de moda.
Con
el motor perfectamente reparado en garantía gracias a las
capacidades negociadoras de mi padre y a la restauración de la caja del
filtro a base de cantidades industriales de Aironfix negro
indetectable que sorprendentemente resultaron mucho más efectivas ante el
concesionario Gilera de Oviedo, que mi valiente amenaza de huelga de
hambre a la japonesa que estaba dispuesto a llevar a cabo.
La
pequeña maravilla de la ingeniería italiana, gracias a la
restauración mejoró su fiabilidad un 30% aguantando 1500 kilómetros
para perforar ella sola, sin ayuda y prácticamente al ralentí, la
cabeza de un maldito pistón que llevaba una estresante vida en un
jacuzzy permanente de AGIP del muuuuuuy caro.
Aceite que yo le echaba con gran esfuerzo y que la muy guarra se empeñaba en esparcir a lo loco y sin usar sobre la campiña Asturiana ya fuera esta natural o semihippie, en lugar de en los cilindros como por lógica a algún italiano con estudios se le debería de haber ocurrido durante el desarrollo de la moto.
Aceite que yo le echaba con gran esfuerzo y que la muy guarra se empeñaba en esparcir a lo loco y sin usar sobre la campiña Asturiana ya fuera esta natural o semihippie, en lugar de en los cilindros como por lógica a algún italiano con estudios se le debería de haber ocurrido durante el desarrollo de la moto.
Aparte de la envidiable (solo por las Jawa de GP) fiabilidad, la motuca no iba mal del todo. Especialmente de chasis, que permitía arrastrarlo everything por el suelo a la mas mínima inclinación una vez limado el fallo de diseño de las estriberas.
Algo
que en una moto con el depósito de gasolina situado en la panza de
la moto tras una pieza del carenado que se empeñaba en caerse, no es
de lo más recomendable como todo el mundo (menos los ingenieros de
Gilera) se puede imaginar.
En
aquella época no había muchos chinos en Gijón y
consecuentemente tampoco falsificaciones. Así que aunque mantuve
en remojo un juego nuevecito y original de Michelin Hi Sport, estos
se negaron, con obstinación francesa a encoger ni un puto milímetro.
Así
que por mucha cinta americana que usaras, no había manera de que se
ajustaran a las putas llantas de 16 que los genios de Gilera se
empeñaban en poner a sus 125 para que los humillasen en los
criteriums de toda Europa, una manada de Mitos, Futuras y RS de GP
camufladas de NSR debido a la mierda de Pirellis MT75 de 20.000
kilómetros el juego que se veían obligados a montar.
Tras años de uso finalmente acabé iniciando mi propia yihad
contra los infieles italianos con mi célula de propietarios de
KKs,SPs y MXs diseñando el ataque definitivo a base de
inmolarme realizando la tumbada del siglo con el deposito lleno en el
aparcamiento de Arcore.
Fue el día que se me ocurrió exprimir los por aquel entonces 2 o 3 caballos de la moto, haciendo un burn out para acabar con el asiento, colin y tapas laterales (que venían todos en una sola pieza) en el suelo al salir disparada hacia atrás dejando a la moto en subchasis y sin sostén debido a que a algún ragazzo de la cadena de montaje, mas preocupado por su pelo que por la fiabilidad, se le había olvidado colocar los dos tornillos que deberían haber asegurado la parte de la moto diseñada para soportar descolgadas simiescas de kingkones de 100 kilos sin cuero y sin consciencia.
Fue el día que se me ocurrió exprimir los por aquel entonces 2 o 3 caballos de la moto, haciendo un burn out para acabar con el asiento, colin y tapas laterales (que venían todos en una sola pieza) en el suelo al salir disparada hacia atrás dejando a la moto en subchasis y sin sostén debido a que a algún ragazzo de la cadena de montaje, mas preocupado por su pelo que por la fiabilidad, se le había olvidado colocar los dos tornillos que deberían haber asegurado la parte de la moto diseñada para soportar descolgadas simiescas de kingkones de 100 kilos sin cuero y sin consciencia.
Por
cierto, lo que si estaba sujeto y de cojones eran las absurdas y
gordísimas pegatinas negro mate que claramente estropeaban el look
rojo gripaje total. Como es lógico al primer segundo que mis padres
no estaban mirando me dispuse a arrancarlas sin compasión.
Algún
genio de la contabilidad italiano debió deducir que si las
colocaban dilectamente sobre la pintura húmeda, se podrian ahorrar
0,0000000000000000000000000000000000000000000000001
liras en pegamento por moto fabricada, que podrían dedicar a reforzar
el presupuesto del departamento de fiabilidad.
Así que cuando inocentemente, fui a deshacerme de la mas grande que acababa de estropear la ya ortopédica cúpula opaca, tan recomendada en las motos bate records en óvalos de velocidad, toda la pintura que había debajo salio pegada a ella dejando un manchurron blanco en la zona mas visible de la moto.
¡¡¡DE
PUTA MADRE!!!
Como
es lógico desde ese momento me convertí para siempre en un
verdadero AL Moro Libio, con su innata tendencia a aparecer frente a
las cámaras de Al Jazzera con italianos de rodillas frente a ellos.
Tome
la firme decisión de no volver a montarme en nada quehubiese
nacido en la península itálica a no ser por supuesto, que una
bella agazza me lo pida y después vayamos a dar una
vueltina romántica por el Pedrosu en mi fiable pero horrible moto
japonesa…
o
en mi Mito
mi 888
mi Tesi
mi Tesi
mi YB8
mi Bellaria
mi Futura
mi SP...
mi Futura
mi SP...
joder...
...es que son tan monas...